En el año de 1935 época de los cristeros en México tiempo de persecución, son solicitadas las religiosas carmelitas misioneras de Santa Teresa por el Arzobispo de San Salvador de esa época monseñor Alfonso Belloso y Sánchez para trabajar en el Hospital Nacional Rosales, llegan el 15 de junio del año 1935 a San Salvador 15 hermanas, con temor, pero con visión de difundir el carisma en tierra centroamericana. en poco tiempo con Visión de futuro fundan su propia comunidad en San Marcos en la gruta de Lourdes lo que hoy se conoce como Colegio Santa Teresa de Jesús.
Madre Luz Isabel Cueva (de nacionalidad mexicana) y Doña Berta Rivas de Albiñana se encuentran y juntas revolucionan a la saciedad salvadoreña para construir una institución que albergue a enfermos que viven la dolorosa enfermedad del cáncer.
Doña Berta generosamente dona el terreno y Madre Lucita busca los medios que le permitan construir lo que ella deseaba para servir a los enfermos que le quitaban el sueño.
Por 53 años el hospital divina providencia ha servido a la sociedad salvadoreña en la atención a pacientes con cáncer, hace 18 años esta institución poco a poco retomo la nueva disciplina de atención en cuidados paliativos por la necesidad de alivio al dolor y sufrimiento de nuestros pacientes y las familias, brindándoles calidad de vida en el final, es así como hoy día somos la única institución no gubernamental que brinda este servicio de forma gratuita.
Todo este trabajo no fuera posible sin la gran misericordia divina y la colaboración de nuestros insignes benefactores que se unen a esta gran obra de amor.
A los 31 años de vivir en el país fundan su segunda casa el Hospital Divina Providencia gracias a la inspiración divina de Madre Luz Isabel Cueva Santana quien vive muy de cerca el dolor y el sufrimiento de personas con cáncer que esperan en los alrededores del instituto del cáncer para esperar su sesión de radioterapia del día siguiente, por falta de recursos económicos que les impide viajar a su lugar de origen. esta obra de beneficencia nace un 30 de enero de 1966. para servir gratuitamente a estos enfermos solamente confiando en la providencia divina que se ha mantenido hasta el día de hoy.
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